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Reflexiones de gravedad

Reflexiones de Gravedad

La gravedad no es aquella que se presenta en dramas, crisis económicas, enfermedades o problemas personales. No. La gravedad es esa que a 9.8 m/s2 aproximadamente, nos hace caer a todos por igual.

Desde pequeños aprendemos a caminar y es debido a la desproporción de la cabeza con el resto del cuerpo que caemos con frecuencia. A esas edades, caerse es socialmente aceptado, forma parte del jugar. Es normal. Luego algo pasa y, no sé en qué momento, aprendemos a balancear y dominar. Caer deja de ser un juego. Es algo para evitar. “Fue un accidente”, decimos avergonzados, aun cuando es la mismísima gravedad terrestre la que nos empuja hacia el suelo.

Siempre son los gatos el ejemplo a la hora de caer, ahí retorciéndose en el aire y cayendo como acróbatas de pie. Otras veces, la manzana deja de ser pecaminosa para ser la inspiración de grandes conclusiones, tal fuera el caso (o leyenda) sobre Sir Isaac Newton. Sin embargo para la gran mayoría, gravedad significa caer, y caer significa dolor.

Dolor porque caer es perder el balance. Es el recordatorio de que existen cosas que atraen lo suficiente como para perder el control; cosas contra las que todavía no se puede y que, humillados desde el suelo, toca levantar la humanidad contra la gravedad. La gravedad de ser juzgados. La gravedad de las consecuencias.

Albert Einstein demostró que la fuerza de gravedad es una ilusión, un efecto de la geometría del espacio-tiempo, que es la Tierra la que deforma el espacio-tiempo de nuestro entorno, haciendo que el propio espacio nos empuje hacia el suelo. Nada diferente a lo que en nuestra limitada naturaleza humana hacemos: deformar situaciones creando un efecto de realidad temporal que nos empuja hacia el suelo a causa de sesgadas interpretaciones.

Unos dirán que el éxito es caerse seis veces y levantarse siete. Otros recomendarán con no tropezar con la misma piedra. Otros se reirán porque —aceptémoslo—es divertido ver a alguien caer. Otros se quedarán en silencio, te levantarán, te sacudirán “sana sana culito de rana” y te indicarán continuar, porque intrínsecamente sabemos que la verdadera gravedad no es caer, es no caer. Sabemos que sin importar la situación, la vida es un juego muy parecido al Tetris, donde las piezas aún cayendo, siempre encajan si las sabes reorganizar.

[HHC.DA20150911]


(via Reflexiones de gravedad. | Happy Human Company)

By sinrevelar

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